Colegas de Venezuela preocupados por la grave situación de los medios debido al acoso del régimen chavista, en el afán de éste de implantar una hegemonía comunicacional para silenciar las voces críticas a su deplorable gestión de gobierno, denuncian lo que acontece en uno de los principales periódicos del país como es Últimas Noticias.
Gobierno venezolano influye en designación del presidente de Últimas Noticias: El lunes 19 de mayo se conoció el nombramiento de Héctor Dávila como nuevo presidente editor del Grupo Últimas Noticias, antigua Cadena Capriles. Dávila sustituye a David De Lima y, a una semana de su designación, despidió a Erys Alvarado, Director General de la Redacción y a Jován Pulgarín, Director del diario deportivo Líder. Estos despidos ocasionaron la renuncia de Carmen Riera, Directora de Producción Gráfica y Audiovisual. Tres bajas en el modelo editorial conocido como SuperDesk, que dos meses antes sufrió la partida de la periodista y gerente Nathaly Alvaray, Vicepresidenta de Medios, por presiones políticas.
Escandalosa injerencia gubernamental
Ante este panorama los trabajadores se reunieron en Asamblea y pidieron que el nuevo presidente editor diera la cara, desconocido para muchos hasta ese momento. Solo fue recibida una parte de la delegación sindical. En esa reunión Dávila admitió que su nombramiento tuvo el «visto bueno» del alto gobierno venezolano. Con desparpajo reconoció que no permitiría que los medios que alberga el Grupo Últimas Noticias se «pelearan con el gobierno».
Justificó el despido de Pulgarín por «no acatar una orden» de abrir el periódico con los Juegos Suramericanos de Playa. Con este argumento Dávila no solo deja en evidencia las presiones gubernamentales incluso en periódicos deportivos, sino que pone de manifiesto el irrespeto al criterio del director de un periódico. Un día antes del despido, el presidente, Nicolás Maduro criticó la cobertura de los juegos. Más preocupante fue el argumento para el despido de Alvarado: «Fue un encargo», dijo Dávila. Como si se tratara de un sicariato, el nuevo presidente editor llegó con la misión de despedir al periodista con amplia trayectoria, que recientemente había sido ascendido.
«Esa orden la debió ejecutar De Lima», aseguró, dejando entrever que era una decisión vieja de la Junta Directiva, cuyos miembros se desconocen. Incluso sugirió que una de las razones para la salida de De Lima fue no cumplir con ese «encargo» por «dejarse influenciar por Eleazar Díaz Rangel (Director de Últimas Noticias)», no queda claro por qué promovieron a Alvarado durante la gestión de De Lima.
Tan evidente es la injerencia gubernamental que el sábado 24 de mayo se vio a la Fiscal General entrar a las instalaciones del periódico para asistir a una «parrillada» en compañía de otros funcionarios públicos y personajes políticos junto al nuevo presidente, los empleados pudieron ver además a esculturales jóvenes damas que acompañaban la recepción.
En la reunión con la delegación sindical, Dávila insistió en que no había orden de censurar ni de favorecer al gobierno. No obstante, la realidad en la redacción es otra, por ello los periodistas exigieron reunirse con EDR, quien declinó enfrentarse a la asamblea en pleno y pidió hacerlo con una comisión tal y como lo hizo Dávila.
Entre tanto, los periodistas decidieron ejercer una protesta dejando de firmar las noticias hasta ser recibidos por el director de Últimas Noticias. Esta acción se extendió durante al menos 6 días consecutivos, en los que los periódicos salieron sin identidad.
La venta y sus consecuencias
Desde que se conoció la venta de Cadena Capriles en mayo del 2013, la incertidumbre y el temor se instaló en la que era considerada una de las redacciones más modernas de Latinoamérica, en donde conviven los periodistas de tres medios y una revista: Últimas Noticias; El Mundo, Economía & Negocios; Líder y Revisa Dominical.
El primer escándalo por el cambio de línea editorial fue el despido de Omar Lugo, director de El Mundo, tras una crítica hecha por Maduro a una de sus portadas. Desde entonces al menos 33 periodistas han salido por despidos o renuncias forzadas debido a las presiones políticas y a la censura.
Otro escándalo salió a la luz cuando EDR prohibió la publicación de un trabajo de investigación y tuvo una fuerte discusión la jefa de Investigación, Tamoa Calzadilla, quien renunció a causa de esta censura a mediados de marzo. El coordinador de esa unidad, César Batiz, también renunció en mayo y poco después lo hizo otra periodista de ese departamento, Lisseth Boon.
Estos casos ponen sobre el tapete la crítica situación de los medios en Venezuela que durante más de 15 años han sido presionados, chantajeados, cerrados por orden gubernamental o, peor aún, comprados por capitalistas cercanos al gobierno.
Así, la principal preocupación de los periodistas del Grupo Últimas Noticias es el peligro en el que está el libre ejercicio de la profesión, en un país donde ya no quedan medios independientes, pues lo pocos que hay o son estatales controlados por el gobierno o son de «empresarios» complacientes a los intereses oficialistas. La propaganda es lo que espera el gobierno y el periodismo no solo es incómodo al poder sino que es señalado como un enemigo de Estado.
y A la lista de renuncias hay que agregar la de la colega Hilda Carmona, como lo reportara y lamentara la colega de esa redacción, Blanca Gonzalez.
Me da mucha tristeza ver que en Venezuela la dignidad de los dueños de medios tiene precio.
La denuncia es puro antichavismo, peores casos hay en otros países,como es el caso de Honduras.
No hay que embarrar el periodismo de ideologías, sino hubiera libertad de prensa en Venezuela no existieran pasquines como tal por cual.