La Unesco publicó el informe “Tendencias mundiales en libertad de expresión y desarrollo de los medios: Informe Regional 2017-2018 América Latina y el Caribe”. En él, se pueden observar los diversos avances y desafíos en Latinoamérica en temas de pluralismo, libertad de expresión y seguridad de los periodistas.
El reporte divulgado el lunes 11 de febrero de 2019 indica que la seguridad y la autocensura de los medios en América Latina se intensificaron entre 2012 y la actualidad, debido a la escalada de violencia contra los periodistas, el acoso legal y, en algunos países, el trato crecientemente hostil a los medios privados e independientes de parte de los líderes políticos.
Han aumentado los casos de ataque físico, lo que ha dificultado seriamente el trabajo de la prensa en áreas en conflicto, donde narcotraficantes y otros grupos criminales operan con impunidad. Estas amenazas se han visto exacerbadas por la creciente influencia de los elementos criminales sobre las instituciones judiciales y estatales, y sobre los políticos. Se han registrado casos de ataques y hasta asesinatos de periodistas que trabajan en temas de corrupción y política, además de la narcoviolencia.
Los juicios civiles o penales, la retórica beligerante, las prohibiciones de viaje y otras formas de acoso han redundado en una reducción del flujo de información a través de los medios de prensa.
Entre 2012 y 2017, se registró un elevado nivel de protesta pública, un período durante el cual aumentaron las amenazas para los periodistas.
Algunos de los desarrollos positivos han sido la enmienda o eliminación de leyes penales de difamación en varios países y el aumento de la cantidad de países que han establecido mecanismos de protección de periodistas y lucha contra la impunidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos estos mecanismo aún no han logrado disminuir los ataques contra los trabajadores de los medios.
Algunas de las tendencias regionales en la seguridad de los periodistas son:
• Entre 2012 y 2017 en América Latina 125 periodistas fueron asesinados, un número elevado que coloca a la región en segundo lugar en cuanto a asesinatos de periodistas. El 10 por ciento estos periodistas trabajaban en línea, lo que representa una nueva tendencia si se tiene en cuenta que ningún periodista de este tipo había sido asesinado durante el quinquenio anterior;
• La concentración geográfica de los asesinatos y la violencia contra periodistas evidencia las grandes disparidades de la región: en países del Caribe hubo una menor cantidad de incidente y de menor gravedad que los ocurridos en los países de América Latina;
• Si bien varios Estados condenaron a sospechosos de algunos asesinatos de periodistas, la tasa general de impunidad continúa siendo elevada, ya que solo se ha resuelto el 11 por ciento de los casos;
• Han aumentado los ataques físicos no fatales, que consisten, entre otros en: secuestros,
palizas, destrucción de equipos, amenazas de muerte, intentos de asesinato, ataques sobre la infraestructura (por ejemplo, bombardeo de las oficinas de medios de comunicación), detenciones ilegales y tortura;
• Las mujeres periodistas continúan siendo vulnerables en cuanto a los riesgos para su
seguridad física, tanto por sufrir acoso sexual de sus colegas como por recibir amenazas o ser acosadas debido al contenido de su trabajo periodístico;
• El acoso en línea de mujeres ha aumentado desde 2012, por ejemplo, a través de las
campañas de desprestigio en Internet, que suelen incluir referencias sexuales, amenazas
de violencia sexual y amenazas de muerte, que a menudo llevan a las mujeres periodistas a practicar autocensura;
• En la región se han visto reflejados los nuevos mecanismos establecidos para la promoción de la seguridad de los periodistas, como los compromisos adquiridos por varios gobiernos, la formación de jueces y funcionarios judiciales, nueva legislación que proporciona protección para los periodistas y los esfuerzos por reducir el nivel de impunidad por los crímenes cometidos contra periodistas.
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